No es un tema tan difícil de entender, al menos eso creo yo. Todo está basado en el hecho de que si llenamos dos recipientes de agua y los comunicamos entre sí, independientemente del tamaño y la forma de los mismos, el agua alcanzará la misma altura en ambos recipientes, y si situamos un recipiente por encima de otro, el que está más alto se quedará vació. Esto es lo que se conoce como Principio de los Vasos Comunicantes. Es como si ambos recipientes, al estar conectados, fueran uno sólo y el agua se repartiese de manera natural y sin ningún tipo de aporte energético para alcanzar el mismo nivel en todos los bordes.
Pero la pregunta es: ¿Cómo podemos utilizar el mencionado principio para que el agua suba a las casas? La respuesta es sencilla, imaginad que situamos un depósito de agua por encima de nuestra casa y que lo conectamos a uno de nuestros grifos que mantenemos cerrado. El agua permanecerá parada por el grifo pero intentando alcanzar la altura que tiene en el depósito. El caso es que si enfocáramos nuestro grifo hacia arriba, al abrirlo saldría un chorro de agua que llegaría a la misma altura que tiene el depósito.