Los teléfonos móviles son, básicamente, pequeños receptores y emisores de radio pero con un alcance limitado, es decir, con una potencia de emisión baja para que no dañen nuestra salud. Los equipos o elementos esenciales de las comunicaciones móviles son el propio teléfono móvil, las estaciones base (situadas bajo las antenas de telefonía móviles que podemos ver encima de edificios o en la carretera) y la central telefónica.
Así, cuando encendemos nuestro móvil, este envía una señal identificativa y espera una respuesta de la estación base (o antena) más cercana. Una vez que una estación base detecta nuetro móvil, ésta notifica a la central que nos hemos conectado y comprueba si estamos dados de alta en el servicio. Una vez que la central ha verificado que el teléfono móvil es válido, se le da acceso a la red y se registra la localización del mismo.