Todos sabemos que la sangre es un fluido de nuestro cuerpo que es completamente vital, se puede vivir sin una mano o incluso sin piernas, podemos quedarnos ciegos y seguir viviendo, pero si perdemos la sangre morimos.
Por eso, cuando se rompe un vaso sanguíneo y la sangre comienza a salir, si no se puede detener la hemorragia de ninguna forma, falleceríamos sin remedio. Pero no todo es tan malo, porque el cuerpo humano ha desarrollado su propio sistema de reparación, y las heridas pequeñas como rozaduras, arañazos y cortes no muy profundos suelen cerrar por sí mismas. Lo cual no excluye que haya que desinfectarla y curarlas de forma conveniente para evitar que se infecten.