lunes, 4 de julio de 2011

¿Cuándo termina nuestra formación?

A veces dar un paso más puede resultar difícil. La vida laboral nos suele llenar de presión y solemos olvidarnos de nosotros mismos. El estrés, por ejemplo, es algo cada vez más frecuente entre los trabajadores. Solemos creer que nuestra etapa de "formación", en cuanto a lo que se refiere al estudio, ya quedó atrás. Sin embargo, no debería ser así, y nadie más que nosotros es responsable de que no lo sea.

Los seres humanos estamos en constante evolución, el tiempo simplemente pasa. Todo lo que debemos hacer es decidir qué hacer con el tiempo que nos es dado. A veces emprender una nueva actividad nos resulta difícil. Pensamos que ya es tarde, como si no nos quedaran décadas y décadas todavía por vivir. Por algún motivo el ser humano tiene el preconcepto de que sólo se aprende de pequeño. Es cierto que cuando somos niños, nuestro aprendizaje es más natural, menos dificultoso, porque se adhiere a nosotros en el momento en que empezamos a formarnos, y así, se convierte en parte de nosotros. Lo mismo ocurre con los valores que nos transmiten nuestros padres, por este motivo esos primeros años son tan importantes y decisivos en la vida del ser humano.

Conocí hace poco a una de las personas más interesantes que pasaron por mi vida. Su nombre es Marcos, un señor de 70 años que vive en mi barrio. Por casualidad, hará algunas semanas me puse a charlar con él por primera vez. Si bien lo veía de continuo, nunca había tenido la oportunidad de intercambiar pensamientos. Marcos me contó que tenía planes, que quería tomar un curso en italiano, tener su propia casa, y que soñaba con publicar un libro. Había estado escribiendo una novela de ficción durante ocho meses, y estaba decidido a publicarla, y luego quería aprender idiomas. Marcos resultó ser una inspiración.

A la semana mi visión de la vida había cambiado por completo. Retomé, por ejemplo, mi sueño de pintar y mi interés en aprender idiomas. Ahora estoy construyendo un mini estudio en mi casa, donde puedo pintar en mis ratos libres. Cuando pensé en tomar un curso de inglés Barcelona, resultó ser la ciudad ideal para hacerlo. Aparentemente, los métodos de enseñanza desarrollados son más flexibles de lo que creía. Por ejemplo, puedo aprender cualquier día de la semana, en el horario que más me convenga, ya sea por la mañana, de tarde o de noche. Además, un profesor de inglés nativo me puede guiar durante las clases, que se desarrollan de acuerdo a mis necesidades personales e intereses. Ese es mi próximo paso.

Marcos y yo hemos entablado una bonita amistad, pero aún no le conté que gracias a él mi vida ha cambiado por completo, y me siento cada vez más optimista. Definitivamente se lo diré la próxima vez que lo vea. Eso sí, a mi me ha quedado claro que nuestra formación no debe acabar nunca, ni siquiera si como Marcos tenemos setenta años.

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