En términos científicos, la humedad relativa es la cantidad de agua (humedad) que contiene una masa de aire, en relación con la máxima humedad absoluta que podría admitir dicho aire, en las mismas condiciones de temperatura y presión atmosférica, sin que dicha humedad se condense en forma de agua y deje de formar parte del aire. La humedad relativa se expresa en porcentaje y es la forma más habitual de medir y expresar la humedad ambiental. El higrómetro (ver foto) es el aparato utilizado para medir la humedad relativa.
Para explicar de forma sencilla y didáctica este concepto podemos utilizar un símil muy fácil de comprender y asimilar.
Todos sabemos que el azúcar puede disolverse, por ejemplo, en el café. De hecho, si echamos un poco de azúcar en una botella llena hasta la mitad de café y la agitamos, el azúcar desaparecerá y ni siquiera apreciaremos que el café haya cambiado de color. No obstante, el azúcar sigue estando allí ya que si probamos ese café notaremos que está dulce.
Por otro lado, también sabemos que si continuamos echando azúcar al café, llegará un momento en que por mucho que agitemos la botella, siempre quedará azúcar sin disolver que se depositará en el fondo, este fenómeno se empieza a producir en el momento que una solución está saturada, es decir, en el instante en el que el solvente (café) no admite disolver más soluto (azúcar).
Otra circunstancia que también conocemos es que si calentamos el café, seremos capaces de disolver más azúcar que si el café está frío.
Esto es muy parecido a lo que ocurre con el aire, que actuaría como el café, y el agua, que estaría representada por el azúcar. Es decir, el aire puede tener agua "disuelta" en su interior, es decir, puede estar húmedo.
Asimismo, el aire caliente admite más contenido de agua que el aire frío. Esta es la causa de que en los días calurosos la ropa mojada se seque antes, ya que la evaporación del agua es mayor, o es también el secreto de que los secadores de pelo funcionen y realmente sequen el pelo.
Y qué decir del típico día en que tendemos una toalla y no hay forma de que se seque, y que incluso, a pesar de que no llueva, parece que se encuentra más húmeda que cuando inicialmente la tendimos. Este fenómeno ocurre cuando el aire no admite más agua dentro de sí.
En conclusión, la humedad relativa no mide la cantidad total de agua que contiene el aire, sino la cantidad de agua que contiene con respecto a todo el agua que podría contener a la temperatura en que nos encontramos. Así, cuando decimos que el aire tiene una humedad relativa del 25%, estamos diciendo que contiene una cuarta parte de toda la masa de agua que le cabría a dicha temperatura.
De igual forma, si tomamos un recipiente con aire que tiene una humedad relativa determinada y procedemos a enfriar dicho recipiente, entonces la humedad relativa aumentará, ya que el aire tendrá la misma masa de agua pero a disminuir su temperatura le cabrá menos masa de agua.
Este efecto también explica porque cuando la humedad relativa es alta, nuestro cuerpo humano suda más, ya que la capacidad del aire para aceptar nuestra transpiración es menor y el sudor no termina de evaporarse.
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